Cuando el lienzo es la naturaleza
Un creador mendocino se traslada a Suiza y emprende una aventura personal a través del ‘arte terrestre’. Aquí, el protagonista de esta gran historia nos pasea por la tierra, sobre la huella ritual.
sábado, 14 de mayo de 2011
Kosta y un mar de maderas. El Land Art es a veces performance, a veces monumento, siempre naturaleza intervenida.
Mariana Guzzante - mguzzante@losandes.com.ar
El viaje es su método –transita por espacios nevados, rocosos o hiperbóreos para dar con la expresión artística– y su estética, el Land Art. ¿Un ejemplo? Utilizar troncos secos como río, su cuerpo desnudo como tallo, huellas efímeras como mandala.
"Es semejante a un ritual. La idea parte con una salida a la naturaleza que puede ser de dos horas o más y sin ningún material para trabajar, solamente la cámara fotográfica",
A partir de sus senderitos, siempre desconocidos, Kardo Kosta entra en contacto, mira, calcula, intuye la situación donde desarrollar la idea. "Y entonces, con elementos que voy encontrando en el lugar, creo".
Puede ser una intervención que ya tenía en mente o un pálpito visual del momento. Sigue. "Luego la imagen instalada queda en el lugar... si en otro momento vuelvo a pasar por allí y la naturaleza lo ha permitido, vuelvo a fotografiar lo que resta de la instalación hecha, para registrar ‘la patina del tiempo’".
Otras veces, este bosquimano interviene con su cuerpo el paisaje natural. En definitiva, lo que queda es el registro fotográfico como base de un modo de expresarse certero: su arte no existe sin mensaje.
Como gnomo que de noche trabaja lo que se hizo en el día, con una fascinación sin predeterminar, adapta dibujos, pintura y grabado, sobre soportes cada vez más afines.
–Ahora, por más que estemos en Suiza, ¿cómo es vivir del Land Art?
–Lo difícil, en todas partes, es vender una imagen que no sea decorativa y que diga cosas, una imagen que muestre realmente el mundo en el que vivimos. En general, el que compra obras no quiere complicarse la vida, prefiere ver cosas que no lo hagan pensar.
–El arte de vender arte, es otro tema.
–Ah... aún es el gran misterio para mí. Yo nunca me he movido con galerías ni tampoco con ayudas oficiales, siempre lo hice como artista independiente. En realidad, no hay una fórmula para vender una obra, tampoco son los precios. A veces puede ser que la luna esté subiendo o que las explosiones solares estén en su punto álgido, simplemente viene alguien que no conocés y te dice que quiere ese trabajo. Quizás ni él sabe por qué pero hay algo de esa obra que lo atrajo, y a eso le llamo simplemente 'seducción'.
–¿Cómo ves desde Suiza la situación artística (panorámica) de Europa y América Latina? Digamos, en cuanto a búsquedas, energías, mercado...
–En octubre estuve en Buenos Aires y me impresionó la cantidad de gente haciendo cosas por las ganas de hacerlas. Por una parte, me parece que los artistas en América Latina son más comunicativos, se relacionan más entre sí por necesidad, y además se realizan obras que tienen que ver con lo que a mí me gusta: la imagen y el cómic.
En Europa, los artistas están muy integrados al sistema, no hay muchas cosas alternativas ni discusión entre ellos. Lo importante es poner tu producto en el mercado y la realización individual. No existe el colectivo, que para mí es una de las mejores formas de trabajar.
Kardo consiente que en el Viejo Mundo hay una crispación radicalizada: "Si hacés un mural, te ponen multa, si hacés teatro en la calle, también te ponen multa; toda forma de expresión que no sea controlable es propensa a ser multada" .
Sin el ojo del que añora, Kardo vio que en Buenos Aires hay mucha más investigación que del otro lado del Atlántico. Igual, entiende que la vocación es un devenir sin brújula, muy estimulante y, a veces, muy solitario.
"La imagen que sale en las películas –el artista que está creando, vienen, lo descubren y de allí a la fama– para mí no existe. Tampoco lo he visto en la gente que conozco".
–Cuál es tu proyecto actual.
–Mi proyecto para este año es participar en un par eventos que se realizan de Land Art en Suiza y en que he participado anteriormente, y sobre todo después de varios años volver a exponer en Mendoza.
Estoy invitado a la Nave Cultural, al ECA y la fundación Fausto Marañón en el mes de noviembre, donde realizaré una expo que se llama "las cuatro estaciones ", y es de un trabajo realizado de Land Art desde 2009 a 2011.
También realizaré algunas acciones en Buenos Aires en el Delta y en el Borda, sobre todo plantaciones de árboles en distintos lugares del país aprovechando que este es el "Año de los Bosques".
Entre las raíces de su formación, Kardo recuerda hoy infinitos 'capilares': "de Mendoza, podría nombrar a Gastón Alfaro, Ernesto Suárez, Fernando Sepúlveda, Susana Dragotta, Eduardo Saldeña, Kuky Palomo, Octavio Joaquín e infinidad de artistas con quienes compartí trabajos".
–¿Qué imágenes o percepciones conservás de Mendoza?
–Mi infancia en el barrio San Ignacio, las salidas a la montaña los fines de semana con los amigos de mi padre, la primera rabona en el Zoológico, la primera muerte, el primer amor, los diversos trabajos, los atardeceres rojo sangre, las hojas de otoño juntadas por las amas de casa y quemadas, el lampazo, el pasaje San Martín, la plaza independencia, el Parque, el Mendozazo, la Alameda, la escalera, el tinto, los asados, los amigos.
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